Entrevista: "Una experiencia de Educación Popular en la universidad"

Los comentarios son de Alfredo Manuel Ghiso Cotos, educador popular, docente, investigador universitario y miembro del Laboratorio Universitario de Estudios Sociales

Foto: libresdelsurlaplata.blogspot.pe

Desde hace tres décadas he venido planteando la formación en investigación social de estudiantes de pre y postgrado desde la opción ética, política y pedagógica de la educación popular. La voz de los y las estudiantes, participantes en la experiencia formativa, permitirá describirla y descubrir los componentes fundantes.

Una charla en Facebook, mayo del 2015:

22 de mayo a las 20:38· –Sí niña, sí... la palabra no se regala... la palabra se conquista... Investigación social I... ¿te acordás?
22 de mayo a las 20:42· –Me acuerdo perfectamente... Fue mi propia conquista… Y gracias a esos encuentros hoy puedo expresarme y saber que mi palabra tiene un gran valor… Igual que la de cada persona a mi alrededor… Ahí el valor de la escucha...
22 de mayo a las 20:46· Me alegra y emociona saber eso...
22 de mayo a las 20:48· Gracias profe... A veces necesitamos quien nos recuerde que más allá de ser y estar para el mundo y un sistema de producción… Hay un encuentro con el otro que nos "hace" y nos construye como sujetos políticos y sociales… Un encuentro de diálogo, de reconocernos y reconocer al otro...Y a partir de allí posibilitar nuevos conocimientos y experiencias en torno a la realidad que vivimos... Gracias por posibilitarlo... Y seguiré compartiendo con otros esa misma experiencia.

La educación popular como opción pedagógica se podría caracterizar desde la voz de las y los estudiantes universitarios:

  • “Un espacio en el que uno se cuestiona su proceso de formación, su manera de relacionarse con los otros, de construir conocimiento frente a la realidad que vivimos y los problemas sociales que nos aquejan…”.
  • Me parece curioso que en la mayoría de cursos "comparto" con compañeros, a los cuales ni siquiera me les sé el nombre y, en cursos como estos, es que nos preguntamos por el otro y construimos en conjunto…”.
  • “En cada encuentro construía peldaños académicos y de vínculos, donde nunca se sintió competencia, al contrario eran escenarios de construcción con el otro, de apoyo mutuo, de escucha…”.
  • “Es el momento mismo de encontrarse con las diferentes miradas de quienes nos rodean, de los sentires, de las experiencias, de los relatos”.
  • “Una experiencia, donde se le dio el sentido real a todo y donde partimos de mirarnos a nosotros mismos, para luego mirarnos con los demás y en relación a la diversidad que nos caracteriza…”.
  • “Una forma de aprendizaje con el Profe, con los compañeros de curso”.
  • “Donde la palabra y el valor de la misma permitía un tejido de cada uno y cada una....” “Este curso, ha sido de vital importancia para mi vida profesional y personal, más porque he comprendido la importancia que tiene cada momento de la vida, en interacción con el otro…”.
  • “Lo que más me ha gustado ha sido que la clase se tome en forma de círculo, de manera que todos nos miremos y nos reconozcamos. Me gusta porque rompe el esquema de sentarse, mirar y escuchar al profesor dando una cátedra que pocas veces te da la oportunidad de cuestionar. Aquí tenemos la oportunidad de conocernos a nosotros mismos y a los demás, de reflexionarnos y enfrentarnos a una realidad.
  • “Más que un curso, es un espacio de aprendizajes, que permite el intercambio y la retroalimentación de saberes, a partir del encuentro con las y los otros. Ningún conocimiento es verdad absoluta, simplemente se pone en discusión lo que cada uno y cada una ha aprendido a lo largo de su formación, aportando al grupo diferentes percepciones sobre la realidad social. Valoro mucho el hecho de que personas pertenecientes a diferentes programas de la facultad puedan reunirse en un mismo espacio, ojalá pudiera extenderse a toda la universidad porque es necesario rescatar el sentido de lo humano en la formación profesional”.
  • “La verdad, es que tenía muchas expectativas del curso, que me hacían sentir atemorizada, sin embargo se han ido dando las cosas y creo que contigo no es tan terrible como decían. He aprendido mucho y los temas que trabajamos en clase han sintonizado con mi experiencia de vida, en el ejercicio de algunas actividades que realizo en el orden de lo social. Siento que realmente he aprendido mucho y que he podido entablar relaciones con lo que vivo cotidianamente”1.

El dispositivo pedagógico creado desde la opción de la educación popular, para la formación de estudiantes universitarios en el área de la investigación y de la pedagogía social se caracterizó por constituirse como un acontecimiento humano que los participantes denominaron “encuentro” y el encontrarse fue una experiencia de la que pueden dar cuenta, porque no solo se encuentran con otros diversos, diferentes, sino que también lo hacen con el conocimiento y consigo mismos.

El encuentro es la mediación pedagógica, allí se reconquista, recupera o se conquista la palabra: palabra/pensamiento, palabra/participación/democracia, palabra/confianza/solidaridad, palabra/libertad/autonomía/apropiación. El encuentro es condición de circularidad del poder, el saber, la palabra –círculo como otra espacialidad–, que rompe con la unidireccionalidad propia del autoritarismo. El encuentro es, también “conversación” – dar vueltas en torno a un tema con otros–.

Es en el encuentro donde circula la palabra, donde surge la cotidianidad, el contexto, la realidad en la que vivimos que pone en duda las verdades absolutas, que problematiza y cuestiona los argumentos reguladores del pensamiento, los dogmatismos naturalizados por los medios de comunicación. El encuentro, la palabra recuperada permite nombrar e interrogar las prácticas y discursos, con los que operamos y comprendemos la realidad. La pregunta mueve al diálogo que recupera, deconstruye, contrasta, acuerda aquello que operará como planteamiento, argumento o hipótesis de investigación.

El diálogo visto desde el autoritarismo como pérdida de tiempo, como proceso educativo poco eficiente, es la clave de la apropiación del conocimiento solidario–emancipador. En el diálogo se afinan comprensiones, se precisan términos, se cuestionan seguridades, se ajustan planteamientos. En el diálogo se configura la experiencia de la construcción colectiva del conocimiento.

Los contenidos en un curso universitario son pasajeros, transitorios, reciclables, lo que distingue una práctica de educación popular en la universidad de otra que no lo es: se visualiza y reconoce en el dispositivo pedagógico que busca emancipar al sujeto en el encuentro con los otros, con la realidad, con el conocimiento y consigo mismo. En el dispositivo formativo construido desde la opción de la educación popular operan mediaciones que se entrelazan: la palabra, el diálogo, la circularidad, la pregunta que problematiza y la construcción colectiva de descripciones, explicaciones, comprensiones y de estrategias de acción.

Un educador popular en la universidad

Desde la experiencia reflexionada como docente en educación superior, en las áreas de la pedagogía y la investigación social, pensamos que un educador popular en la universidad latinoamericana hoy requiere tener opciones ético/políticas, compromiso, rigor metodológico, amorosidad, creatividad y la convicción de que el cambio es posible para formar profesionales de las ciencias sociales y humanas, como sujetos pertinentes de estudio, discurso y acción.

También hace falta conocer y tener un vínculo crítico y desnaturalizador con la vida cotidiana que permita además de describir y explicar, desarrollar acciones transformadoras, soportadas en capacidades de compromiso, imaginación y coraje, que unidos a la construcción de un conocimiento y de una ciencia solidaria, socialmente legítima, holística y crítica, sea capaz de sortear las amenazas contra la vida y el buen vivir de las personas. La docencia universitaria, desde la educación popular, es docencia para la vida digna, por ello se propone dinamizar múltiples y diversas conversaciones, además de abrirse a diferentes espacios y momentos que faciliten el superar aquellos obstáculos, frustraciones y tristezas que nos afectan a todos. En estos espacios y momentos la palabra que teje el encuentro entre personas aporta a la sanación y liberación, de opresiones y las desesperanzas con las que el sistema sociopolítico y económico hegemónico, hoy pretende someternos.

Necesitamos coraje e imaginación para convertirnos en seres humanos, profesionales pertinentes de estudio y acción, constructores y defensores de un modelo de sociedad justa que nos dignifique. Constructores y defensores de una propuesta económico/político/ambiental que nos reconcilie con el territorio, con las víctimas de la guerra, con los excluidos en la historia y con la naturaleza. La educación popular en la universidad ha venido respondiendo, en este caso, a la formación de investigadores e investigadoras sociales críticas que con otros, esperamos, sean capaces de abrir espacios para intervenir solidariamente, en la definición del futuro.

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* Este texto forma parte de un artículo titulado: FORMAR SUJETOS PERTINENTES DE ACCION Y DE ESTUDIO
La educación popular en la formación de profesionales. Revista Piragua N. 41 CEAAL.

Alfredo Manuel Ghiso Cotos es Educador popular argentino, residente en Colombia, Docente, investigador Universitario emérito, Miembro del Laboratorio Universitario de Estudios Sociales. Docente de los seminarios de Pedagogía Social Contemporánea y Perspectiva pedagógica de lo psicosocial, Investigación social cualitativa (Escuela de Postgrados de la Fundación Universitaria Luís Amigó). Docente a cargo del seminario de Autor e IAP, en varios postgrados. Docente emérito en los cursos de Investigación social y Pedagogía social, Universidad de Antioquia, Medellín. Fue coordinador latinoamericano de la red de alfabetización del CEAAL. Colaborador emérito del Programa de Sistematización CEAAL y autor de artículos, capítulos y compilador de libros. Correo electrónico: This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

1 -Algunos testimonios fueron presentados en el artículo “La fugaz verdad de la experiencia” en: Polis, Revista de la Universidad Bolivariana, Volumen 9, Nº 25, 2010, pp. 137–163.